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viernes, 1 de agosto de 2014

El sembrador salió a sembrar...


Nuestros hijos no son nuestros, son un préstamo que nos ha dado Dios para alegrar nuestra existencia. Nuestra principal misión es hacer de ellos personas independientes, con valores y útiles a la sociedad. Somos los "culpables" de su éxito o fracaso, de su felicidad o tristeza, de su bondad o maldad.


Tener un hijo  implica responsabilidad, tener la madurez necesaria para comprometerse a formar una nueva persona, estar dispuesto a negarse a si mismo para cuidar a otro ser. 

Los padres somos sembradores que a diario salimos al campo a sembrar.  Sin darnos cuenta inculcamos en nuestros hijos tantas cosas.  Desde un simple gesto o  mueca, hasta su gusto por la lectura. La manera como les hablamos, el trato que les damos son semillas que plantamos en ellos.  La manera como reaccionamos a las diferentes situaciones de la vida, nuestras fobias, nuestros gustos,  son también semillas. La forma como enfrentamos los problemas, si somos violentos, o si pensamos antes de hablar. Cuando alguien ve a nuestros hijos puede ver en ellos lo que somos nosotros, ellos son nuestro reflejo. 

Somos los responsables de su salud emocional, por la forma en que les hablamos, por el cariño que les expresamos, por el tiempo que les regalamos.  Somos los responsables de lo que construimos o destruimos en ellos. Somos humanos y aveces erramos, pero es de sabios darse cuenta y enmendar los daños causados.

Por todo esto vuelvo a decir...El sembrador salió a sembrar.  Y tu qué sembraste hoy? 

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